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miércoles, 13 de mayo de 2009

D.W Winnicott: Conozca a su hijo.

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Jean Paiget: Inteligencia y Afectividad

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Daniel Goleman: La práctica de la inteligencia emocional

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¿Qué es la autoestima?

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¿Qué es la autoestima?



Primero que todo para comenzar a hablar sobre el significado de la palabra AUTOESTIMA, considero relevante dar a conocer mi opinión sobre este concepto. La autoestima implica quererse a si mismo/a (amor propio), apreciar las fortalezas y capacidades que poseemos, porque sólo de esta manera podremos querer ó amar y respetar a los demás.

Alcántara, José al inicio de su libro “Educar la autoestima” (2001) comienza describiendo el concepto autoestima, como una actitud hacia uno mismo; la que conlleva a pensar, amar, sentir y comportarse consigo mismo. Igualmente, considera a esta, una actitud adquirida, que se genera como resultado de la historia de vida de cada persona, y que permite dar cuenta de la forma de ser y actuar del individuo, pues ésta constituye la raíz de la conducta humana.

Milicic, Neva señala a la autoestima como “La valoración positiva o negativa que el sujeto hace de si mismo, incluyendo las emociones asociadas a ella y actitudes con que se valora a si mismo”, por consiguiente, “Si las personas no se quieren a si mismas, difícilmente podrán ser felices y hacer felices a los demás”. Lo anteriormente mencionado denota que la autoestima incluye un sentimiento del propio valer, del ser apreciado por uno mismo y por los demás. Sin duda que la autoestima conlleva primero a conocernos y apreciarnos.

En el caso de Quandt y Selzncik (1984), mencionados por Haeussler, Isabel y otros en “Confiar en uno mismo”, sostienen que “el concepto de si mismos se refiere a todas las percepciones que un individuo tiene de sí, especial énfasis en su propio valer y capacidad”.Aquella descripción habla de el AUTOCONCEPTO, termino también utilizando a la hora de hablar de autoestima, por lo que los diversos autores realizan una diferencia entre estos conceptos.

Clark, Clemens y Bean (2006) señalados en el texto “Confiar en uno mismo”, plantean la autoestima como “un concepto de nuestra valía y se basa en todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre nosotros mismos hemos ido recogiendo durante nuestra vida”. La hace reflexionar lo siguiente, tal como menciona Alcántara, la autoestima es adquirida, durante todo nuestro largo desarrollo, y ¿cómo se construye? Mediante la interacción con las personas que nos rodean, dice Alcántara. El ambiente ayuda a conocerse y favorecer la a auto-aceptación.

El autoconcepto, es la base de la autoestima, y es que en ella se puede ver el conjunto de percepciones que tiene una persona de si mismo, en relación a las capacidades que posee. Por lo que, la autoestima tanto para Haeussler, Isabel y Milicia, Neva, es el grado de satisfacción consigo mismo, la valoración de un mismo.

Relacionando el tema con el ámbito educativo, es importante la autoestima de los niños y adolescentes, sobre todo la adquisición de una autoestima positiva, la que nos otorgan en palabras de Alcántara, José eficacia y perfección en el proceso de formación de los niños y adolescentes. Por lo que la autoestima se trabaja de forma transversal, esto quiere decir que en todo momento, educadores han de estar desarrollando la autoestima de sus alumnos/as, en conjunto con sus padres porque cada uno de ellos es significativo para el alumno/a. Pero este tema también tiene profunda relación con el autoestima de quien enseña, porque si el/la educador/a posee una autoestima baja, este no estará entregando seguridad a sus alumnos, señala Reasoner (1982), tienden a sentir miedo y pierden su autoridad.

Por último, existen sugerencias de los autores anteriormente señalados, sobre como mejorar la autoestima, de la siguiente forma:

1) Dar afecto incondicional.

2) Darse tiempo para escuchar.

3) Enseñar a planificar a corto, mediano y largo tiempo.

4) Dar retroalimentación positiva.

5) Personalizar la relación.

6) Respeto por los procesos.

7) Promover logros.

8) Promover autonomía.

9) Generar espacios para actividades que se relacionen con valores.

10) Ser acogedores en la recepción.

11) Cerrar bien la jornada.

12) Dar reconocimiento en forma efusiva.

13) Permitirles aprender de sus errores.

14) Favorecer la creación de vínculos personales.

15) Crear espacios para la reflexión sobre temas vinculados con la convivencia.

16) Exigir en forma personalizada.

17) Desarrollar los intereses.

18) Utilizar anotaciones positivas.

19) Evitar las anotaciones negativas.

20) Favorecer la confianza en si mismo.

Daniel Goleman: Inteligencia Emocional

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viernes, 1 de mayo de 2009

Qué suerte tener una hermanito(a) ...

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Yo te tengo a ti y tú a mí...

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Adivina cuanto te quiero ...

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Vinculo Materno...

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EL VINCULO MATERNO

El ser humano es un sistema complejo que se va construyendo en el tiempo, organizando los acontecimientos (internos y externos) de su historia cronológica y temática para fundar su sentido de sí mismo, lo interesante es que este ser humano se construye a partir de los otros.


He aquí el porqué se hace tan importante la relación madre-hijo, ya que las relaciones de apego tempranas son la manera como el niño se conectará intersubjetivamente en el futuro con los demás y con el ambiente, siendo más o menos capaz de adaptarse a situaciones nuevas.


Desde antes de nacer, el niño va teniendo una sintonía emocional con su madre. Ahora bien, la forma como la madre actúa hacia su hijo, irá dejando huellas neurológicas en él, lo que implica una manera específica de cómo el niño va construyendo su significado personal.


Como característica única, los seres humanos nos diferenciamos de los demás seres a través del lenguaje y el primer lenguaje es el de los gestos (no verbal), para continuar con el lenguaje significativo (verbal).


Así el niño, a medida que va acreciendo, comienza a distinguir lo que es amenaza o seguridad, lo que es bueno y malo, lo que es justo o no lo es. Y también comienza a auto-percibirse como un niño capaz o incapaz, inteligente o tonto, simpático o pesado, seguro o tímido.


En relación al proceso de crianza y al tipo de vínculo que se establezca, surgirán cuatro categorías de significado personal en los futuros adultos, que dependiendo de su intensidad, dará como resultado sujetos “normales”, neuróticos o psicóticos.


1. Vinculo depresivo, es de poca atención, donde no tuvo un soporte afectivo, sea ausencia de figuras parentales o por abandono o muerte de los padres. Así el niño crece elaborando la percepción de pérdida como centro de su vida y responderá a cualquier evento en forma de desamparo y desesperanza. Existe un sentido de soledad donde sus emociones oscilarán entre el desamparo y la rabia, con una imagen negativa de si mismo (de ser dejado), usando la estrategia de confiar solo en ellos mismos, ya que es demasiado peligroso confiar en quienes pueden perder.

2. El vínculo que establece un futuro fóbico se centra en la emoción de miedo, que a diferencia del depresivo, que careció de vínculo o lo tuvo muy pobre, el fóbico lo tuvo en “exceso”. Su madre fue sobre-protectora, demasiado preocupada e involucrada en la vida del hijo, lo que le provocó un miedo tremendo a la experiencia y al mundo.


En el fóbico el mundo es peligroso y se percibe a si mismo como alguien frágil y débil, necesitado de figuras de protección.


Sus oscilaciones será entre la protección frente al mundo y la necesidad de libertad, respondiendo frente a situaciones donde se sienta en indefensión versus pérdida de libertad. Es por esto que suelen ser controladores, tanto de si mismos como de los otros.


3. Vínculo obsesivo: es el ambivalente, siendo este incomprensible para el niño, que la madre fluctúa entre dos explicaciones antagónicas y el niño sentirá al mismo tiempo: “mi madre me quiere” y “mi madre me odia”. Por lo tanto, su significado personal es ambivalente y dicotómico, pudiendo sentirse bueno y malo a la vez. Su estrategia será encontrar la absoluta certidumbre respecto a todo, teniendo a enrollarse sin salida y con alta angustia.

4. Por último, están los de significado Dápico (desórdenes alimenticios psicogénicos). Esta organización es la más común actualmente en los occidentales. Aquí se establecen vínculos de ambigüedad, donde las emociones nunca se expresan directamente y para el niño es difícil diferenciar cuando es querido y cuando no. Así el niño identificará que para ser querido debe responde a la imagen que, sea el padre o la madre, quiera de él. El sentido de si mismo es difuso y oscilante, siempre dependiendo de cómo lo vean y/o lo traten los demás será la definición que hará de si mismo.

Artículo escrito por…
Perla Sanhueza Contador.


Psicóloga Clínica

domingo, 26 de abril de 2009

Pasión por aprender

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Durante la primera infancia, los niños manifiestan una gran capacidad de asombro, un enorme interés por conocer y una verdadera pasión por aprender. Todo despierta su curiosidad. Preguntan en forma incesante: ¿Qué es esto? ¿Por qué llueve? ¿Cómo se hace? Es tal su impulso a saber, que los padres relatan quedar exhaustos ante tanta pregunta y frente a la inasistencia del niño por conseguir una respuesta. Durante esta crucial etapa del desarrollo y tienen una velocidad de aprendizajes que no volverán a tener. ¿Por qué los niños pierden esa pasión por aprender a medida que van creciendo? Robert L. Fried en su libro “Pasión por aprender” plantea que aprender debiera ser una de las actividades más fascinantes del ser humano y que lamentablemente se trasforma, frecuentemente, en algo que produce aburrimiento y resistencia a la edad escolar.




Una de las principales causas de este decaimiento radica, según el autor, en que los adultos transforman muchas veces este proceso en un trabajo penoso, que es percibido por el niño como sin sentido y absurdo.



Muchas veces el exceso de exigencia, las sanciones y las amenazas que les hacen a los niños, mientras les enseñan, son el principal factor que disminuye sus deseos de aprender. El niño que asocia aprendizaje con angustia o con castigo perderá no solo el interés, sino que lo más probable es que termine odiando la situación de aprendizaje, que lo hace sentirse poco competente y fracasado. Otro factor clave en esta desmotivación progresiva está en que sus intereses no tienen sintonía con lo que los adultos les proponen. A veces experimentan rechazo porque se los evalúa de una manera negativa a través de notas o comentarios descalificatorios, que a veces son bastantes ofensivos. Eso, sin duda, afecta su motivación por el aprendizaje. ¿Quién querría seguir haciendo algo por lo que solo recibe críticas? Solo un masoquista…Conectarse con los intereses de los hijos facilita que los niños desarrollen el gusto por aprender. Por ejemplo, a Pedro, de doce años, quien tenía rechazo por la lectura, su padre logró incentivarlo a leer buscando materiales sobre la Segunda Guerra Mundial, que era una pasión del niño. De tanto leer sobre el tema mejoró sus habilidades lectoras, pero además se rencontró con el placer de la lectura.



Es necesario equilibrar las actividades de aprendizaje para que haya espacio para las tareas que realmente motivan al niño. Obviamente lo que le interesa casi siempre se relaciona con las áreas en que están sus talentos. Es por eso que es necesario estar muy alertas a cuáles son sus gustos, para incentivarlos y darles oportunidades de desarrollarlos.

Así ocurrió con Pablo Neruda. Su padre le quemaba las poesías en un intento para que mejorara sus notas en matemáticas. El padre logro crearle una fobia a esa materia, que le duró hasta adulto. Afortunadamente Gabriela Mistral le estimuló su talento literario. Al final, ésta fue la actividad desde donde hizo un aporte mundial. Sin duda, el placer que se encuentra en un tema es la clave de la pasión por aprender y hacer.


Neva Milicic
Sicóloga, clínica y educacional, doctorada en la Universidad de Gales.

sábado, 25 de abril de 2009

Los Afectos ...

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Los afectos son un puente entre lo físico y lo síquico; entre el cuerpo y la mente, pero son también el principal motor de acción que nos impulsa a relacionarnos con los demás de una manera particular. Los afectos son el primer lenguaje interpersonal; es lo que las madres y padres observamos tan claramente en los primeros años de vida de nuestros hijos, cuando aún no dominan el lenguaje verbal y se manifiestan a través de sus expresiones de llanto, risa, movimientos, que nos informan como se encuentran. En esta etapa los hijos expresan sus afectos básicos (placer, dolor, miedo) con mayor o menor intensidad, según sus umbrales de excitabilidad determinados biológicamente.




Los afectos, por lo tanto, son fundamentales para la sobrevivencia. Pero no están relacionados sólo con la supervivencia y sistema primitivo mamífero, sino que también (especialmente en los seres humanos) con la corteza cerebral, que controla toda la información cognitiva o intelectual. Allí los afectos adquieren gran complejidad y se convierten en “sentimientos” y emociones cargados de significado cognitivo, que finalmente nos indican cómo actuar. A medida que interactuamos y nos comunicamos con nuestros seres significativos, los afectos se vuelven más complejos, y surgen la angustia, la curiosidad, la depresión, el disgusto, la sorpresa, etcétera. Además de comunicarnos desde un principio con nuestros cuidadores, van también organizando el mundo, la percepción que tenemos de éste; nos entregan información interna de cómo actuar, y así nos vamos haciendo una idea de lo que es importante para sobrevivir: ser queridos y poder ser entendidos.


Cuando los afectos son rechazados o escondidos en forma sistemática, se produce algo así como la incomunicación. Vamos quedando aislados del mundo e incluso de nosotros mismos, y podemos llegar a sentirnos absolutamente solos. Erróneamente muchos piensan que los afectos son una parte poco deseable, inservible, asociada sólo a la sensiblería manipuladora y exagerada; pero la verdad es que están íntima y profundamente ligados a nuestra esencia biológica, a nuestro conocimiento del mundo, a la comunicación básica con los otros y a la identidad personal. Alejar los afectos es como negarnos a nosotros mismos.

Artículo escrito por:
Valeria Ortiz y Paula Serrano.
Sicólogas.

martes, 14 de abril de 2009

 

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